viernes, 20 de enero de 2012

De la fe, esa que mueve montañas...

-Tranquila, mi amor. Dios aprieta pero no ahoga.-
Si las miradas matasen, Oscar hubiera caído fulminado a mis pies. Pero ni las miradas matan ni Dios existe...
Si, sé que todo es cuestión de fe, pero si es por eso, ¿porqué narices no venden la fe en los supermercados, en la sección de frescos y embotellada por litros?. Es que mira que nos lo quieren poner difícil.
Va una al super y le dice a ese dependiente monísimo: - ponme un par de litros de fe- y te quedas tan ancha, aunque lo que realmente quiere decir es que te eche los litros por el cuerpo y te los seque con la lengua.
Dios, ese ser supremo que debe andar de vacaciones para los creyentes, porque según está el patio, es difícil pensar que cuida de sus cachorros.
Puedo hasta admitir que Jesús existió y que la biblia es un libro histórico donde con más o menos acierto, nos narran las aventuras y desventuras de un hombre humilde que luchó contra los poderosos del reino y que fue aplastado en una vendetta .
Todo ello adornado con una meretriz , que pasaba por allí. Un pueblo al que le hacía falta un líder y mucha esperanza , y malos muy malos que los ha habido siempre.
Todo el rollito de los milagros y eso más bien creo que es debido a que se habían fumado algo...Todos esos apóstoles alrededor de la mesa.
Ya se sabe lo que pasa, una reunión de hombres, comida, vino... no hay que tener mucha imaginación.
Dicen que la fe mueve montañas, es posible. Pero tengo claro que mi montaña o me la muevo yo o llamo a alguna grua.
Así que como para mover montañas hace falta fuerza, me voy a tomar un café.

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